1. Orígenes
La base del idioma Español es el latín vulgar,
propagado en España desde fines del siglo III a. C., que se impuso a las lenguas ibéricas y al vasco.
El latín, la lengua de Roma.
Los abundantes documentos que nos quedan del latín provienen de los textos
literarios. Pero si queremos conocer los verdaderos orígenes de nuestra lengua,
tenemos imaginar como hablaban los hombres y mujeres del Imperio.
Efectivamente, las lenguas romances no derivan del latín escrito en la literatura, sino del latín hablado en las calles y en las
plazas. Y las diferencias entre una y otra variedad lingüística son
importantes. En el aspecto fónico, el latín literario diferenciaba diez vocales
(cinco largas y cinco breves) y esa longitud de la vocal podía modificar el
significado de una palabra. El latín oral reemplazó esa distinción por el
acento de intensidad, que persiste como rasgo distintivo de nuestra lengua. En
el plano morfológico, los sustantivos y los adjetivos se declinaban lo que
significa que adoptaban una terminación diferente según cual fuera la función que desempeñaban en la oración.
Esta característica del latín literario era reemplazada en el latín oral por un
aumento en la cantidad de preposiciones, tal como sucede en el castellano
actual. En lo referente al aspecto sintáctico, el latín literario empleaba con
frecuencia el hipérbaton en tanto que el latín oral ordenaba la oración con una
regularidad casi constante y similar a la de nuestra lengua. Una relación lógica por parte, si se tiene en cuenta que una lengua
evoluciona y se modifica con mayor dinamismo en su variante oral que en la
escrita.
Otros elementos conformadores del léxico español
Otro elemento conformador del léxico en el español es el griego, puesto que en
las costas mediterráneas hubo una importante colonización griega desde el
siglo VII a C.; como, por otro lado, esta lengua también influyó en el
latín, voces helénicas han entrado en el español en
diferentes momentos históricos.
2. La Historia del Castellano
En la formación del español cabe distinguir tres
grandes periodos: el medieval, también denominado del castellano antiguo,
fechado entre los siglos X al XV; el español moderno, que evolucionó desde
el siglo XVI a finales del XVII, y el contemporáneo, desde la fundación de
la Real Academia Española hasta nuestros días.
El castellano medieval
El nombre de la lengua procede de la tierra de castillos que la configuró, Castilla, y antes
del siglo X no puede hablarse de ella. Por entonces existían cuatro
grandes dominios lingüísticos en la Península.
El Castellano fue tan innovador en la evolución del latín como lo fueron los habitantes de
Castilla en lo político.
En el sur, bajo dominio árabe, hablaban mozárabe las comunidades
hispanas que vivían en este territorio y conservaron su lengua heredada de
épocas anteriores. La mantuvieron sin grandes alteraciones, bien por afirmación
cultural que marcara la diferencia con las comunidades judía y árabe, bien por
falta de contacto con las evoluciones que se estaban desarrollando en los
territorios cristianos. En esta lengua se escriben algunos de los primeros poemas líricos romances: las jarchas, composiciones
escritas en alfabeto árabe o hebreo, pero que transcritas corresponden a una
lengua arábigo-andaluza.
El primer paso para convertir el castellano en la lengua oficial del reino de
Castilla y León lo dio en el siglo XIII Alfonso X, que mandó componer
en romance, y no en latín, las grandes obras históricas, astronómicas y
legales. El castellano medieval desarrolló una serie de fonemas que hoy han
desaparecido.
Desde el punto de vista gramatical ya habían desaparecido las declinaciones del
latín y eran las preposiciones las que señalaban la función de las palabras en
la oración. Los adjetivos posesivos iban precedidos de artículo.
El español del siglo XII ya era la lengua de los documentos notariales y
de la Biblia que mandó traducir Alfonso X.
El castellano moderno
La publicación de la primera gramática castellana de Elio Antonio de Nebrija en 1492,
fecha del descubrimiento de América y de la toma de Granada por los Reyes Católicos,
establece la fecha inicial de la segunda gran etapa de conformación y
consolidación del idioma.
A esta época pertenecen el cambio de las consonantes que altera y consolida
definitivamente el sistema fonológico del español.
Desde el punto de vista del léxico adquirió una gran cantidad de neologismos,
pues a estos momentos correspondió la expansión de Castilla y, por lo tanto, el
contacto con otras culturas. Consiguió consolidarse como lengua dominante
frente a otros dialectos peninsulares al llevarse a cabo la unidad política de Castilla y Aragón y ser el castellano la
lengua de los documentos legales, de la política exterior y la que llegó a
América de la mano de la gran empresa realizada por la Corona de Castilla, ya fijada
en la gramática normativa de Nebrija.
En Francia, Italia e Inglaterra se editaban gramáticas y diccionarios para aprender español, que fue la lengua
diplomática hasta la primera mitad del siglo XVIII. En esta etapa de la
lengua se llegó al esplendor literario que representan los autores del siglo
de oro. El léxico incorpora palabras originarias de tantas
lenguas como contactos políticos tenía el imperio. Del italiano entran en el
español desde el siglo XV al XVII los nombres de la métrica y preceptiva
literaria.
Los americanismos, que comienzan a entrar en el siglo XVI, ofrecen una
lista referida a las realidades que en Europa no se conocían y que son españolismos tomados
por las lenguas europeas que proceden del quechua y el guaraní. Los términos más antiguos, proceden de los arawak.
El español contemporáneo
En el año 1713 se fundó la Real Academia Española. Su primera tarea fue la de
fijar el idioma y sancionar los cambios que de su idioma habían hecho los
hablantes a lo largo de los siglos. En esta época se había terminado el cambio
fonético y morfológico y el sistema verbal de tiempos simples y compuestos era
el mismo que ha estado vigente hasta la primera mitad del siglo XX.
Los pronombres átonos ya no se combinaban con las formas de participio y,
gracias a la variación morfológica, los elementos de la oración se pueden
ordenar de formas muy diversas con una gran variedad de los estilos literarios.
Autor: Oscar Abel Sosa